Cuando la actividad de los pueblos y ciudades se concentraba en las plazas, los mercados estaban allí para ofrecer sus productos a quienes no podían comprarlos en otros sitios. Se organizaban por gremios, acordaban los precios y ofrecían un número determinado de productos con los que tenían que cargar.
Ahora, gran parte de la actividad se concentra en Internet y los mercados siguen aprovechando. Ya no tienen que cargar con sus productos ni montar tenderetes bajo el frío o el calor; basta con digitalizar su catálogo y crear una web accesible desde todos los puntos del planeta, invertir en publicidad y fidelizar al cliente.
Tareas diferentes para diferentes épocas, pero, en el fondo, el mismo trabajo. Eso sí, siempre adaptado a la época histórica en que se desarrolla.
Algunos productos de NET-A-PORTER
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